Por José Raúl Ramírez Valencia
Tres
acritudes ante Dios: Desprendimiento, confianza y providencia.
En el mundo actual, surgen expresiones como desaprender y deconstruir. Términos que hacen referencia al desprendimiento y desapego. Estas palabras aluden a la idea que lo que antes considerábamos seguro, ya no es, y por ello es necesario soltar. La persona que es incapaz de desprenderse, en el fondo es una persona individualista, apegada a su propio mundo, sus intereses y relaciones. Desde la sociología se habla de bienes necesarios, útiles y superfluos. Algunas personas no son capaces de desprenderse ni siquiera de lo superfluo, lo que dificulta soltar lo que es verdaderamente necesario. Un ejemplo de desprendimiento se encuentra en las dos viudas mencionadas en la liturgia de la palabra, quienes se desprendieron de lo necesario para vivir. La persona con capacidad de desprendimiento es alguien libre de apegos, a personas, cosas espacios y tiempos. La pregunta que surge es: ¿desprendernos de qué y con qué objetivo?