DIOS ES FUNDAMENTO, NO AÑADIDURA
Por José Raúl Ramírez Valencia.
Isaías 49, 14-15
Primera Carta del Apóstol San Pablo a los Corintios 4, 1-5
San Mateo 6, 24-34
El tema de este domingo es la confianza en el Padre celestial. Son bien significativas las expresiones de la primera lectura: “Me ha abandonado el Señor, mi dueño me ha olvidado. ¿Es que puede una madre olvidarse de su criatura, no conmoverse por el hijo de sus entrañas? Aunque ella se olvide yo no te olvidaré”. Algunos sistemas filosóficos conciben al ser humano como alguien tirado, arrojado, abandonado; caso concreto, Sartre y Heidegger, cada uno con sus énfasis antropológicos. Nietzsche, Marx y Freud, los llamados maestros de la sospecha, han propugnado la muerte de Dios. Estos maestros, aunque han decantado la idea de Dios, han dejado al hombre huérfano y angustiado, sin ningún horizonte de trascendencia, además de presentar a Dios como enemigo, intruso y usurpador de la libertad del hombre. El papa Juan Pablo II, conocedor de estos pensadores, expresó: “la gran soledad del hombre es no saber que Dios camina a su lado”. Precisamente el espíritu de la liturgia del día de hoy, muestra a un Dios providente, cercano y enamorado del hombre.