sábado, 10 de mayo de 2025

Homilia cuarto domingo de pascua. Ciclo C

El buen pastor: una relación de escucha.  

P. José Raúl Ramírez Valencia

Somos más que un número 

Jesús en el evangelio se presenta como el buen pastor, ¿cuál es la relación entre Jesús buen pastor y cada uno de nosotros? Para Jesús somos personas, él nos conoce, mientras que la sociedad nos identifica como consumidores y clientes. La sociedad identifica y reduce al ser humano a un número, a un dato, a meras estadísticas. Jesús conoce nuestra realidad, nos ama, no instrumentaliza. La sociedad despersonaliza al masificarnos y manipularnos. En la manipulación se responde a ideales ideológicos e instrumentalistas y en la masificación somos borrados como individuos, importan los intereses de los poderosos de turno. El evangelio del buen pastor invita a recuperar el valor de la persona y de relacionarnos los unos a los otros no como clientes sino como personas.

Somos pueblo de Dios

En el salmo 99 proclamamos: “nosotros somos su pueblo y ovejas de su rebaño” El evangelio es una propuesta, no una imposición, quien escucha a Jesús camina como pueblo y busca identificarse con los valores del evangelio. El pueblo de Jesús se constituye a partir de la escucha de su palabra, escucharlo crea vínculo y sentido de pertenencia como Iglesia. La persona que cierra sus oídos a la voz de Jesús le parecen los valores del evangelio extraños e invasivos, piensa que impiden su realización, o simplemente son percibidos como una energía del universo. Ahora bien, el ser humano se constituye a partir de la escucha, quien solo escucha violencia se vuelve violento, quien solo escucha propaganda consumista termina como un consumidor empedernido y quien escucha la voz de Dios se abre a la vida eterna. Quien escucha la voz de Jesús se abre a la vida eterna. Así mismo, quien escucha la voz de la conciencia, como el sagrario íntimo donde Dios habla no trunca la vida eterna.   

El buen pastor dador de vida eterna

La gran característica de Jesús buen pastor es que da vida eterna. Algunas personas confunden la vida eterna con longevidad o calidad de vida, entendida como un tener un sinnúmero de cosas que dan seguridad existencial, esta visión termina en una visión positivista y utilitarista. La vida eterna es la misma vida de Dios en nosotros que emerge como apertura al amor. La vida de Dios es un abrirse hacia nosotros y nosotros hacia los demás.  

La vida eterna también es compañía, Jesús como buen pastor nos toma de la mano, camina con nosotros y nos guía hacia un buen vivir en relación con la vida eterna.  Paradójico, la ausencia es la mayor presencia, en algunas circunstancias creemos que Jesús no está, pero está ahí presente, como buen pastor, sin imponerse, pero acompañando. La presencia de Jesús como buen pastor consuela y anima a seguir caminando con la mirada puesta en el horizonte de la vida eterna.

El evangelio de la maternidad, día de la madre.   

La maternidad es una vocación. A nivel social van apareciendo ciertos feminismos que ponen en contradicción la feminidad y la maternidad. La maternidad no contradice la feminidad, ni la feminidad la maternidad. La maternidad forma parte de la realidad de la vida, no va en contra de la realización. En una cultura de sesgo individualista no se piensa en la maternidad como un don, sino como un obstáculo a la realización. En otra perspectiva, también se quiere confundir la maternidad con una asistencia o cuidado de mascotas, cuando la maternidad es encuentro y posibilidad de hacer crecer a la otra persona. Necesitamos anunciar el Evangelio de la maternidad como el gozo de la vida que construye y da sentido a la existencia humana; hablar de la maternidad es hablar de gozo, de renuncia y de plenitud. El evangelio de la maternidad no es esclavitud, sino el gozo del ser femenino. Sigamos celebrando nuestra eucaristía, démosle gracias a Dios por este mensaje del buen pastor que se enmarca también en este día de la madre. Amén.

1 comentario:

  1. Años maestro de no escucharlo o leerlo. Con gratitud aún valoro las enseñanzas brindadas en el pasado y sigo aprendiendo de sus lecturas. Fuiste parte de ese proceso de "limarme un poco la animalidad" que en aquel momento tenía y al leerlo vuelvo a formarme. Fue grato aprender y seguir aprendiendo de sus enseñanzas y aprendí de la filosofía que se debe ser un "cuidador del logos". Día a día procuro dar mis clases a los jóvenes procurando cuidar la palabra. Un gran saludo y me alegra volver a leerlo.

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