Por José Raúl Ramírez Valencia
El profeta, alguien que discierne
La liturgia de la palabra en este domingo nos habla de la importancia de la vocación profética para la iglesia y la sociedad. La primera lectura cuenta como el pueblo de Israel pidió a Dios un profeta y Dios respondió suscitando un profeta. El problema de muchas comunidades es que viven una situación confortable y paquidérmica y no sienten la necesidad de un profeta que los despierte del adormecimiento tanto social como moral. ¿Quién es un profeta? ¿quién agrada o quién va en contravía? El profeta es quien está en continuo discernimiento acerca de lo que Dios quiere para su pueblo, es alguien que con sabiduría interpreta y en no pocas ocasiones interpela la realidad. El profeta escucha a Dios y en su nombre habla.